jueves, 10 de diciembre de 2009

Teatropeya.



- ¡El mundo, esta lleno de egoístas!
- Y dicho esto...
- El mundo, esta lleno de egoístas (gritando como una cacatua)
- Ya, y dicho esto...
- El mundo, esta lleno de egoístas (con sentido trágico)
- Muy bien, y dicho esto...
- El mundo, esta lleno de egoístas (rotundo)
- .... y.... dicho esto... (mirando alrededor)
- El mundo es giroista.... (y todos comienzan a girar)

- Y dicho esto... vuelta a empezar.

El mundo, esta lleno de egoístas, ese es nuestro pecado original, nuestra condición.

Era ella...

Era ella una niña cuando la conocí.
Olía al viento que azota a los árboles en primavera. de su pelo de cobre surgían rayos invisibles que te atravesaban y te atontaban. Solía vestir ropa hortera con sumo gusto. Su sola presencía actuaba de imán.
Siempre me entretenía mirándola mientras ella hablaba y se enfadaba conmigo si la interrumpía. Nunca le dije, que esos estorbos eran los intentos de ocultar mi pobre conversación, alargando la suya. No era curiosidad, la batería de preguntas que realizaba, si no una técnica ante la aparición del terrible bostezo.
Cuantas veces pensé en abrazarla. Una vez, hubo en medio una escalera, yo desde arriba la descubrir llorando, y le pregunte que le ocurría. Ella me respondió que sus lágrimas eran por los árboles, por una historia cantada de ellos. Era distinta a los demás. Mezcla rara. Espero que siga así.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Cuando Ray Sugar tuvo un sueño...

No enciendas la luz, no sé como reaccionaré.
No habrás los ojos. No te levantes.
Oyes a la gente gritar, que jalea. No sé si para que me levante o por la gloria del que me acaba de noquear.
Como me pesa el mundo, todo ese mundo que Ray me acaba de echar encima.
Piensa, piensa, piensa por ti mismo. Pero, ¿qué mismo? El que veía arrogante, soberbio, , capaz de lograr el campeonato del mundo o este mismo vencido, humillado, inerte sobre la lona.
Demasiado lucido para volver a la pelea.
Demasiado tiempo en el suelo, el cuenteo de protección ya habrá concluido
Que silencio.
Que alguien me ayude a levantarme.
¿Qué ocurre?, ¿quién ha encendido la luz?, si continuo con los ojos cerrados.
¿Quién eres tú?. No me digas, ya sé, vienes a por mi, tú que siempre vienes a por los despojos desraizados de los vencidos.